37 Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. 38 En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; 39 y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Los mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. 40 De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. 41 De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada. 42 Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. 43 Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. 44 Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
1 En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: 2 Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca. 3 A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. 4 Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. 5 La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro, 6 y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. 7Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca? 8 Produzcan el fruto de una sincera conversión, 9 y no se contenten con decir: Tenemos por padre a Abraham. Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham. 10 El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego. 11 Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. 12 Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible».
2 Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: 3 ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?. 4 Jesús les respondió: Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: 5 los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. 6 ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!.
18 Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. 19 José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. 20 Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. 21 Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados. 22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: 23 La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel,que traducido significa: «Dios con nosotros». 24 Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa, 25 y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús.